Las medidas de “protección” de fronteras y el fortalecimiento la Europa fortaleza son manifestaciones de la guerra contra los pobres y el racismo institucional.
La vuelta de tuerca que supone el uso de elementos que -como las cuchillas sobre las sirgas- producen dolor, sufrimiento y muerte es inadmisible y profundiza en el espíritu represor e inhumano de las políticas de extranjería.
La existencia de las vallas y el coronarlas con cuchillas para producir daño, son un severo ataque a los Derechos Humanos Universales y entra de lleno en la definición de tortura al infligir intencionadamente dolores o sufrimientos graves, con el fin de castigar, intimidar o coaccionar.
Los inmensos medios puestos en marcha para frenar la inmigración, no consiguen evitar que los seres humanos que se ven obligados a abandonar sus países de origen por múltiples y diferentes causas, como la pobreza, el hambre, la miseria, la persecución política, religiosa o cultural, las guerras tribales o regionales, etc sigan inmigrando, y a la inmoralidad de limitar el movimiento de las personas que ejercen su derecho a la libre circulación, se une el que originan consecuencias desastrosas.
Brigadas Vecinales de Observación de los Derechos Humanos exigimos que cese la instalación de cuchillas, y se retiren de donde están colocadas, en las vallas de Ceuta y Melilla.